Hay días sin horizonte
amanecen sin luz
sin chispa ni color.
Son días en los que emergen
a la superficie del cerebro
las secuelas amargas
que nos ha generado
nuestro pasado cercano.
Pueden ser depresivos,
tristes o melancólicos
o simplemente son días
indefensión y debilidad.
Pero luego vienen otros días
en los que sin explicación alguna,
por que nada nos ha cambiado
nos sentimos eufóricos, valientes
y no sabemos usarlos para resolver
los problemas que como un Guadiana
nos volverán en días, a derrotar.
Cuando estamos alegres y felices
no vemos enemigos y no luchamos,
cuando la depresión nos recoge de nuevo
aunque tengamos claro el enemigo
tampoco luchamos, no hay fuerza
por que nos sentimos derrotados.
Y vuelta a empezar......
Saber nuestro problema
es la mejor arma
para algún día solucionarlo
mientras, viviremos con ese dilema.
martes, 29 de septiembre de 2009
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